sábado, noviembre 20

Lisbon Revisited

Nada me prende a nada.
Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo.
Ansío con un angustia de hambre de carne
Lo que no sé que sea —
Definidamente por lo indefinido...
Duermo inquieto, y vivo en un soñar inquieto
De quien duerme inquieto, mitad soñando.

Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.
Corrieron cortinas de todas las hipótesis que yo podría ver de la calle.
No hay en el dintel esperado el número de la puerta que me dieron.

Desperté para la misma vida de la que hube adormecido.
Hasta mis ejércitos soñados sufrieron derrota.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida sólo deseada me harta — hasta esa vida...


Comprendo a intervalos inconexos;
Escribo por lapsos de cansancio;
Y un tedio que es hasta del tedio me arroja a la playa.
No sé qué destino o futuro compete a mi angustia sin timón;
No sé qué istas del sur imposible aguárdanme náufrago;
O que palmares de literatura me darán al menos un verso.

No, no sé esto, ni otra cosa, ni cosa alguna...
Y, en el fondo de mi espíritu, donde sueño lo que soñé,
En los campos últimos del alma, donde memoro sin causa
(Y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas),
En los caminos y atajos de las florestas lejanas
Donde supuse a mi ser,
Huyen desmantelados, últimos restos
De la ilusión final,
Mis ejércitos soñados, derrotados sin haber sido,
Mis cortes por existir, despedazadas en Dios.

Otra vez te reveo,
Ciudad de mi infancia pavorosamente perdida...
Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí..

¿Yo? Pero soy yo el mismo que aquí viví, y aquí volví,
Y aquí volví a tornar, y a volver.
¿Y aquí de nuevo volví a tornar?
¿O somos todos los Yo que estuve aquí o estuvieron,
Una serie de cuentas-entes ligados por un hilo-memoria,
Una serie de sueños de mí de alguien fuera de mí?

Otra vez te reveo,
Con el corazón más lejano, el alma menos mia.

Otra vez te reveo — Lisboa, Tejo y todo —,
Transeúnte inútil de ti y de mí,
Extranjero aquí como en todas partes,
Casual en la vida como en el alma,
Fantasma errando en salas de recordaciones,
Al ruido de las ratas y de las tablas que rozan
En el castillo maldito de tener que vivir...

Otra vez te reveo,
Sombra que pasa a través de las sombras, y brilla
Un momento a una luz fúnebre desconocida,
Y entra en la noche como un rastro de barco se pierde
En el agua que deja de oirse...

Otra vez te reveo,
¡Pero, ay, a mí no me reveo!
Partiose el espejo mágico en que me reveía idéntico,
Y en cada fragmento fatídico veo sólo un pedazo de mí —
¡Un pedazo de ti y de mí!...

Contemporânea, Junho de 1926.
Álvaro de Campos