jueves, septiembre 16

Eje Central (Tercera aproximación)

¿Llegaré algún día?
Raúl dice que uno no llega,
que la tortuga está siempre a la mitad del camino
y que, de todas formas, sus huevos son ilegales.

Los autos que corren a toda velocidad
dando vueltas
me traen un susurro a las orejas
un pequeño alarido ahogado
que me dice que la corriente interocéanica
no llega nunca al Eje Central.

Hágamos un pacto
hagamos un puente peatonal
que una tu tormentosa carretera México-Toluca
con mi natural Xola.

Tengamos en cuenta que de Oriente a Poniente
el sol nuca se pone en Eje Central.
La luz nunca se va.

Tengamos en cuenta, también,
que para correr un auto Fórmula 1
a toda velocidad
se necesitan dos.

Tengamos en cuenta que para estar enamorados
(tiemblen los cánones de la poesía barata)
la velocidad insaciable de la máquina
es un elixir supremo
el llanto de las lágrimas más dulces de Minerva de pechos arrugados

Hay entonces que pensar
que en Eje Central
no hubo ni máquinas,
ni soles,
ni la insaciable voracidad de mi boca violácea.