viernes, junio 18

¿Por qué me gustas tanto?

Cuando terminé la última línea de Intermitencias de la muerte, pasaban por mi ventana los girasoles de La Toscana. Había comprado ese libro en el tianguis de La Ciudadela, exclusivamente para ese viaje. Venecia aún quedaba a una hora y yo la añoraba como loco. La añoraba con una desesperación insoportable. La añoraba sobre todas las cosas.

Cuando terminé la última línea solté el libro de inmediato. Algo me había perforado por completo. La Toscana ya no me parecía un flujo amarillo que corría sin cesar en una pasta verde medio aceitosa. El camión ya no me parecía tan tangible y terco a licuarse y pasar entre mis dedos.

Cuando terminé la última línea, la añoré más que nunca y me salió una lágrima. Luego se lo conté, le dije lo mucho que me dolió esa lágrima, le dije que era la última línea de un sello casi permamente, le dije que era añoranza pura, pero no le dije que era por ella. No le importó demasiado.

Hoy que añoro más que nunca, me hace falta esa última línea y me dan ganas de volver a llorar una lágrima como esa y añorar otra vez y que, ahora sí, no muriera nadie.

Descanse en paz Saramago.


[La imagen fue tomada por Javier Salas. Es José Saramago y Pilar del Río en Lazarote en 2007. Fue publicada por El País. La intención era hacer una cabecera como las que acostumbro (aunque ya no sirvan de mucho) pero no pude lacerar la foto]