sábado, mayo 22

Fragmentos de insomnio por pendejez



I

Vladimir no esperaba nada de lo que pasó después: Un inicio mediocre para un cuento vacío.

- ¿Soy yo quién se lleva las palmas o es el hastío de la madrugada? - Se preguntó al salir de la habitación.

II

2 de la mañana. Se levanta la ciudad. Siempre estaba atenta a nuestros movimientos. A la charla casual sin sentido, a la respuesta tentativa, al deseo incesante de destruir el hastío...

¡FUGA!
Esas letras fueron eliminadas. Fueron destruidos los .txt que guardaban el peso de estos dedos tan desvelados, tan ojerosos. Fueron poco a poco cayendo en un abismo dentro del disco duro, dentro de la pornografía de sombrero alón, dentro de ti, de mí y de un cuervo rosado lleno de chocolate.

III
Oh, Coltrane. Mi único amigo. Bendito seas por ti mismo. Que las tinieblas, los mechones, los soniditos, las mulas, los reguetón tiemblen ante tu santo nombre.
Santo eres en verdad. Por medio de unos audífonos de alta fidelidad y aislados las heces del exterior tu palabra resonará como mil campanas. Mil campanas asincompadas.

IV

Los hombres construían templos, adoratorios, para el tintineo metálico...
Y una rueda que gira a gran velocidad. El exitante tintineo de las máquinas. Miles de piedras caen sobre una caribe 74. Rayos implacables fulminan unas bocinas con los bajos elevados. 4000 ángeles con espadas de hierro y armaduras de fuego descabezan los mofles de una motocicleta a toda velocidad conducida por un ebrio. Cientos de soldados emanados de la noche destazan a 7 borrachos y se bañan en sus vísceras.

El paisaje es fabuloso.

V

Una milonga loca.
Vibra.
Caen todas
las gotas
de
mis
hojas


VI
Mensaje Ardido:

Ojalá te diviertas.

VII
No hay forma.
¿De qué?De dar forma a la forma.

VIII

Lips-io: Nuevo antro gay en la ciudad.


IX

El calor sofocante. El sonido imparable. Silencio frío en un cajón madera.

X
Proyección:

Anciano sentado en una mecedora presumiendo a sus copañeros de espera lo mucho que vivió.

Él miente.

Sus interlocutores también.

No importa. A nadie le importaría si alguno de ellos amaneciera muerto.

XI

Escribo sin parar. El sueño me aterra. El silencio es una masa esponjosa y gris que te come las entrañas. Entra por tus fosas nasales, sale por los demás orificios, e inicia el ciclo de nuevo.