miércoles, marzo 5

Marca del Fin

Cinturón de hilos azules

Apenas se entretejía en su cintura se acomodó en cada uno de los rincones de los cuadriles inversos. Reposó tranquilo en las balsas de aceite que se penduleban con cada trago de acera.
Se abraza de repente, con el amorío de sus mechones sueltos.
Y he ahí cuándo se la lejía de mi pasillo.
Los tentáculos se amarran suavemente sobre la negritud de los altos de tu muerte.
¿Ya que nos queda si no restos de una pellejo desmenuzado por las hienas?
¿Hasta dónde debemos practicar las verdades?
Que se nos escriban en los ojos, en los monos de las selvas y en las aguas de circulo polar.
Que se escriban dónde sea
a mi
nada más
me llega el olor a tinta vieja
cegada por el mar.

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